En la antigüedad tener la ropa sin arrugas era símbolo de ostentación, refinamiento, pulcritud y categoría social durante más de 2.500 años. Nunca fue fácil conseguir este efecto. Las primeras planchas primitivas empleaban la presión, más no el calor, sólo algunas utilizaban el calor para eliminar arrugas o formar pliegues en las prendas recién lavadas.
En el siglo IV a.C. los griegos usaban una barra de hierro cilíndrica calentada, similar a un rodillo de amasar, para alisar las ropas y marcar los pliegues. Los historiadores ubican el origen de la plancha aproximadamente en el siglo VI a.C. aunque recién en el Siglo XVII aparecería el término plancha como tal.
En occidente se comenzó a usar un alisador de vidrio, mármol o madera, que se utilizaba en frío y las primeras planchas, generalmente realizadas en hierro, se calentaban al fuego. Posteriormente aparecieron las planchas huecas que se cargaban de brasas, denominada también plancha a carbón.
En el Siglo XIX aparecieron las planchas de lavanderia que se calentaban sobre fogones en un principio, hasta que se comenzaron a aplicar otros métodos, como el agua caliente, gas o alcohol.
En 1882 apareció la primera plancha eléctrica, el 6 de junio de 1882, el estadounidense Henry W. Seely inventó y patentó la primera plancha eléctrica, aunque en ese momento, todavía no estaban instaladas las redes eléctricas en los hogares. Al año siguiente (1883) la máquina de planchar, un artefacto voluminoso de uso comercial que pertenece al area de maquinaria textil.
En 1924, Joseph W. Myers inventó la plancha eléctrica de termostato.
En 1926, en Nueva York, la empresa Elder Co. sacó a la venta la plancha de uso doméstico a vapor.
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