La dorada es un pescado mítico en España. Existen multidud de recetas para cocinar este pescado. Dorada a la sal, adobada, en escabeche, etc. Personalmente donde se saca el sabor más autentico es la dorada al horno. En esta receta vamos a dar los pasos para realizar la receta clásica de este pescado al horno.
Para realizar esta receta necesitamos:
1 Dorada
Patatas. Según lo que te gusten
Cebollas. Con una o dos cebollas, según el tamaño.
Dientes de ajo. Dos o tres serán suficientes.
Mantequilla
Limón
Vino blanco. Un vaso normal será la medida suficiente.
Aceite de oliva
Sal
Perejil
Pasos para la receta al horno
Lo primero que vamos a hacer es preparar la guarnición que acompañará a nuestra dorada. Para ello cortaremos las cebollas y las patatas en rodajas no muy gruesas. Así nos aseguramos de que se hagan completamente en el interior. Para darles un toque más rustico, las pasamos por la satén. No hace falta hacerlas del todo, simplemente que cojan ese color doradito que tanto gusta. Cuando ya estén en ese punto, las colocamos en la bandeja del horno a modo de capa.
Ahora vamos con la dorada. El primer paso es limpiar bien el pescado por dentro y por fuera. Hay que dejarla libre tanto de tripas como de escamas. Para este punto os recomiendo que os lo haga el pescadero. Él es el auténtico profesional y estará encantado de hacerlo. Una vez bien limpita, colocamos la dorada encima de la capa de patata y cebolla que hemos puesto anteriormente. Para asegurarnos de que se hace bien, con un cuchillo, le hacemos unos pequeños agujeros a la dorada.
Con el limón vamos a darle un toque autentico al pescado. Lo cortamos en rodajas y lo introducimos en las incisiones practicadas al pescado. A continiuación hacemos lo mismo con los ajos y el perejil, cortalos muy bien y esparcirlos por toda la bandeja del horno.
El tiempo estimado de cocción de este plato en el horno es de unos 40 minutos, pero no esta demás ir viendo como está. Puede que al final necesite unos minutitos más para que salga en su punto. La temperatura deberá ser unos 120º para que no se seque demasiado.
Solo faltaría emplatar al gusto y ¡Bon Apetit!